viernes, 22 de octubre de 2010

El cómic en Santiago del Estero


La primera revista de historietas que apareció en Santiago del Estero, nació en La Banda, que está situada a 8 kilometros de Santiago Capital y es denominada la “Cuna de poetas y cantores”. Surgió a partir de un concurso sobre historietas que se realizó en el año 1988 de la mano de la artista plástica Adela Lludgar, y de la que participaban las escuelas de la ciudad. Luego de recibir los correspondientes premios los participantes (la mayoría estudiantes de secundaria) decidieron seguir reuniendose los sábados en la Sociedad Sirio Libanesa, ubicada frente al histórico cine Renzi, en la avenida Besares. Después de algunas reuniones se decidió imprimir una revista de historietas en una especie de cooperativa de dibujantes y guionistas. Nace así Génesis, la primera en la provincia de Santiago del Estero, con todo el entusiasmo y también la falta de experiencia de chicos que tenían entre 15 y 18 años. Se llegaron a publicar aproximadamente 15 números mensuales y se utilizó todo tipo de impresión para abaratar los costos (fotoduplicación, fotocopias, etc). La revista fue muy bien recibida por la comunidad pero debió cerrar por falta de presupuesto. Allí apareció por primera vez mi personaje Coyuyo, que al poco tiempo comenzaría a publicarse en diario el Liberal. Las primeras historietas tenían el formato de historias continuas y no de tiras, espacio al que me vi obligado a adaptarme al dibujar para un diario. En la revista dibujaron tambien, Virginio Cacciolatti, Eduardo Espeche, Castiñeira, Dominguez, Ricardo Lezcano, Rea, Karina Arredondo, algunas colaboraciones de Hugo Fernandez y Pablo Diaz entre otros que no recuerdo.
Con el tiempo la revista se convirtió solo en un grato recuerdo, un manojo de ilusiones que se convirtieron en realidad por unos meses. Sin apoyo oficial, sin negocios que dieran sustento financiero respetable, y luego con la incomprensible inflación, el entusiasmo y fuerza juvenil chocó contra la dura realidad de un Santiago acostumbrado a la cultura gratuita de las Direcciones de Cultura que buscan masa para el gobierno de turno, a la música barata, al vino y al alcohol como sinónimo de felicidad.
Queda pues el recuerdo de los que dibujaron y de los que leyeron los números escasos de Génesis, como un oasis en el desierto abrumador del consumismo y materialimo, en aquella ciudad de la Banda que todavía tenía un cine con peliculas para niños al que podía ingresar hasta el mas humilde de los lustrines, donde la Belgrano,plaza principal, estaba dibujada de pinos pequeños, que formaban laberintos imposibles en la imaginación de la gente menuda, con rosales multicolores, fuente gratuita del regalo en el dia del maestro. Con rincones y ángulos misteriosos de canteros poligonales, que invitaban al escondite y al amor de las parejas incipientes. Todavía el cemento, esa especie de niebla concreta que lo va cubriendo todo, no había destruído los árboles, los rosales, los pensamientos; todavía el arma del progreso no había corrido a los vecinos encerrarse frente al tubo televisivo, con candados y perros horribles que hacen de guardianes pero tambien de carceleros. Y se podía ver a las señoras casi al anochecer, mecidas en un sillón de mimbre, con un principio entre sus manos, comentar a la vecina del lado. Mire, en Genesis dibuja mi sobrino, ¡Es un artista!